21 de julio de 2012

Decoracion (I): Balance de daños

Soy una fan de las revistas de decoración. Al igual que -supongo- los hombres que compran revistas con mujeres desnudas yo fantaseo con las fotos de casas de desconocidos, con sus paisajes interiores y exteriores. 

No puedo evitarlo. 

Se que jamas tendré una finca de millones de metros cuadrados de jardín, ni tendré un duplex de diseño ultramoderno, ni atesoro piezas antiguas heredadas de un antepasado embajador en la India -por decir algo exótico-. Y a pesar de eso me encanta mirarlas. Perderme en esas cuidadas fotos, con su estilismo y su falsa naturalidad. Me relajan como si fuera a una sesión de yoga. 

Pues bien: puedo afirmar sin temor a equivocarme que todos los estilistas que siempre me han dejado maravillada no tienen ni idea del efecto de los niños sobre la decoracion. 

Yo tenia una casa acabada de reformar, toda bonica y -en mi humilde opinión- con un estilo bastante decente si tenemos en cuenta la principal restricción a la que se enfrentan el 99% de los mortales en el momento de montar su casa: la falta de dinero (que limita el tamaño de la vivienda, las posibilidades de compra de muebles y el tiempo para organizar toda la cosa).

Y después de la llegada de Mi Ch todo se ha ido al traste. Al principio por toda la parafernalia de recién nacido que invadió mi habitación, el cuarto de baño, la cocina, .... Después la cosa ha sido menos llamativa pero mas dramática. Como en una inundación todo lo que este a una altura no superior al metro y medio ha quedado marcado por su presencia. El salón se ha convertido en su ludoteca. Y todos los bajos de los muebles están llenos de muñecos, juguetes y demás. En los mas altos se agolpan las cosas con mayor o menor fortuna.

Las paredes de toda la casa muestran los estragos de sus pinitos en el noble arte de la pintura (es decir rallajos a diestro y siniestro). Durante algún tiempo pude borrarlos ya que la pintura lo permitía pero en algunas paredes ya se puede ver zonas en que reparecido el color que tenia antes de la reforma. Toooodas las puertas de la cocina con cierres de seguridad. Que pueden ser seguros pero son un coñazo para abrirlos y además no pegan mucho con el estilo tradicional y "casero" que siempre había querido darle a ese espacio de la casa que yo considero tan importante.

Mi dormitorio se ha convertido en la habitación de los trastos. Que acabo de recoger la ropa tendida? Sobre mi cama se queda. Que llego con bolsas de la compra y tengo que hacer la cena, pues las aparco junto a la mesita de noche para cuando se vaya a dormir Mi Ch y pueda abrir los armarios sin que el macaco empiece a inspeccionar los interiores a ver que puede rampiñar.

Por no hablar de todas las cosas que hemos tenido que eliminar por seguridad (a veces de Mi Ch y otras de las propias piezas).



6 comentarios:

  1. síííí, yo también prefiero ver las fotos de las revistas de decoración que las del hola.
    de lo de los cambios en casa, en fin... es lo que toca ahora. yo he intentado guardar casi todo en los armarios altos de la cocina y dejar los de abajo para tupperwares, trapos y cazuelas. bien es verdad que mi niño aún no gatea así que no sé cómo saldrá mi estrategia. ya iré informando...

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    1. Pues cuando gatee la cosa no se pone muy "chunga" lo malo es cuando anda. Pero a cambio compensa no tener que ir con la criaturita a cuestas toooodo el santo día.

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  2. Me voy preparando para lo que me espera, a mi tambien me gustan las revistas de decoración pero me da penita no poder ponerlo en práctica...

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    1. Es que salvo alguna cosilla todo resulta bastante impracticable. Creo que el 99% de la gente que nos gustan las revistas de decoración hacemos como los hombres que compran el Playboy y similares: soñar.

      Según mi teoría (personal y por tanto seguro que errónea) la gente compra revistas de cosas que no puede alcanzar. Has visto las revistas de "mujeres" tipo InStyle, Vogue, Marie Claire? Y que me dices de las de plantas? Has visto los jardines que salen y las terrazas que fotografian.

      Creo que hace años que dejé de soñar en ser una mujer ultra (llamó así a las que tienen tipo 10; novio/amante/marido de exposición; carrera profesional de directora general para arriba; y además son unas fieras en la cama; madres PERFECTAS; cocineras excepcionales,....).

      Que nunca tendré tanto tiempo para cuidar el jardín como para tenerlo como las fotos de las revistas de plantas y mi casa no tendrá los metros cuadrados medios de las que salen en los reportajes de decoración (que debe ser 250m2 mínimo, no?).

      Pero en mi casa soy la reina y a los ojos de mi hijo soy la mejor. Quien quiere más!

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  3. Me acabas de reconciliar con la existencia. Yo pensaba que los míos eran los únicos especialistas del universo en esparcir juguetes a diestro y siniestro, a tocar todo y a dejar la casa como si fuera el campamento de Atila.
    Definitivamente las casas de las revistas de decoración son casas sin niños a 3 km.
    Bss

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    1. Que agradable es comprobar que todas estamos en el mismo barco y nuestros nen@s no son la excepción sinó la norma. Ya sé que mal de muchos.... pero funciona.

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