Ayer durante un ratito me sentí … fatal. Para que negarlo.
Escenario: Mañana. Despacho jefe en una administración
pública (no daré más datos por razones obvias).
Personajes a escena: Jefe y 3 trabajadores (entre ellos yo)
sentados alrededor de una mesa de reuniones.
El jefe y los empleados están hablando de la crisis. Que si
este recorte, que si este otro. Nada nuevo bajo el sol.
Y sin previo aviso ..... uno comenta enfadado:
- .
Trabajador 1: Claro a ellos (los que tenemos
reducción para poder conciliar) no les van a aumentar las horas de trabajo y al
resto sí.
- . Trabajador 2: Y además cobran un 10% más de lo
que tendrían que cobrar en proporción a las horas que trabajan.
-
. Yo: Uhmm?
Eso no es cierto tendremos que aumentar
-proporcionalmente- las horas de trabajo como el resto. La bonificación
del 10% lo que para mí son solo son 100 € más y se ha de considerar como un derecho y no un
privilegio. La conciliación ayuda a la sociedad a que se perpetúe; pues se tienen
hijos que luego serán ciudadanos (pagaran impuestos y demás), y es un derecho, pues todos tenemos derecho a
disfrutar de ser padres y cuidar a nuestros hijos. O no?
Los otros trabajadores me miran con hostilidad no dispuestos
a bajar del burro.
- .
Trabajador 1: Ya, ya… pero yo saqué adelante a mis
hijos sin reducción y me tuve que fastidiar.
- . Trabajador 2: Y con los recortes a la gente que
lo solicite solo le darán la parte proporcional sin la bonificación.
-
. Yo : En el pasado la mujer no tenía voto y se
tenía que fastidiar. Ahora no creo que nadie considere que no hemos de tener
derecho a voto. Que forma parte de nuestros derechos en tanto ciudadanas.
Pues con la conciliación es lo mismo. Y
sí, tienes razón, los recortes son un abuso. Parece que los derechos como
persona se han convertido en un privilegio. Y si no preguntarles a los griegos e
italianos que ya los han dejado hasta sin democracia imponiendoles
gobiernos sin pedir la opinión sus ciudadanos.
Los otros me miran como si oyeran llover. El jefe calla.
La cosa se alargó y hablamos de cómo los días de asuntos
propios habían sido moneda de pago a cambio de las horas que echamos en la
empresa sin ver un duro y que ahora nos quitan. Y como los que tenemos familia
nos vemos doblemente castigados: nos quitan una parte del sueldo (en especias,
pero parte del sueldo al fin y al cabo) y encima hemos de gastar más dinero
pues si no estamos nosotros nuestros hijos tienen que estar en la guardería, de
colonias, o tirar de parientes y amigos.
Todo inútil.
Veía en sus expresiones que para ellos, los
que tenemos familia y queremos conciliar, somos unos aprovechados y unos
privilegiados. En vez de hacer piña para lograr mejorar las condiciones de los trabajadores nos están arrastrando a un lucha fraticida por un trozo de pan.
Triste, muy triste.